Alfred Nobel, fue un ingeniero químico, conocido principalmente por la invención de la dinamita además de ser el padre del tan renombrado Premio Nobel, Nobelpriset en sueco. Galardón que se otorga a personas que destacan a lo largo del año en física, química, economía, medicina, paz y literatura. Pero, ¿qué pasa con los matemáticos?
Desde siempre existe la leyenda de que debido a que su mujer le fue infiel con un matemático, Nobel le tiene cierta manía a las matemáticas.
Aunque casi siempre lo más sencillo es lo real. Nobel, simplemente, no estaba interesado en los números más que para sus cuentas y finanzas, algo en lo que también destacó.
Aunque los matemáticos actualmente no trabajan sin reconocimiento.
John C. Fields, quién destinó la mayor parte de su vida a la enseñanza universitaria, fue puso el dinero para que esta disciplina
obtuviera su merecido prestigio. Esta tarea la empezó en 1936 otorgando dos
medallas, que posteriormente pasaron a ser cuatro. Se entregan cada cuatro años
de forma que coincidan con los congresos internacionales de matemáticas, dónde
se da a conocer el nombre de los afortunados. El único requisito que deben de
tener estos genios aspirantes al premio es ser menor de 40 años a día 1 de
enero del año del congreso. Quién decide en este caso quienes son los
merecedores del premio es la Unión Internacional de Matemáticas.